Lo que no se puede hacer jamás: teología del cuerpo y actos intrínsecamente malos
La existencia de actos intrínsecamente malos o absolutos morales va de la mano con la defensa de un lenguaje propio de nuestro cuerpo. Pues aceptar los absolutos morales supone aceptar la existencia de un orden originario de relaciones inscrito en el cuerpo, que estamos llamados a respetar. Se trata de un orden generativo, que se apoya sobre una receptividad fundante con respecto al Creador. De Él recibimos el lenguaje fundacional del cuerpo, lenguaje que nos permite luego tejer relaciones interpersonales que abren nuestra vida a una plenitud.